
En nuestra vida como Mekarbim; muchas cosas se encuentran más allá de nuestro control. Por ejemplo: no podemos controlar lo que las personas dicen y piensan acerca de nosotros. No podemos controlar las posibles decisiones que nuestros Mitkarbim tomen respecto a elegirnos diariamente. No podemos controlar las tácticas y el poder de atracción del medio ambiente que nos rodea, como tampoco podemos controlar la economía nacional o el clima.
Sin embargo, aún en un medio donde todo cambia y es a menudo incierto, existe algo sobre lo cual sí tenemos el control absoluto: NUESTRA INTEGRIDAD. Cuando somos honestos, tenemos principios y ética, somos los dueños y arquitectos de nuestro propio destino. Las fuerzas externas y la gente nos ponen a prueba de diferentes maneras, pero al finalizar el día, sólo nosotros controlamos nuestra integridad. Ella lo abarca todo. La ética, el trato a los otros, y el desarrollo de nuestro carácter en general, son los mismos donde sea que estemos y más allá de lo que hagamos. Esta propuesta de ABODAT HAMIDOT, es nuestro elemento fundamental como hombres de Kirub, y cruza todos los límites, incluyendo los límites geográficos, culturales y socioeconómicos; nos hace marcar la diferencia.
La Torá nos encomienda el precepto de ir por los caminos de Hashem (Debarim 28:9), lo que nos invita a imitarlo teniendo bondad, misericordia, y compasión. Este precepto expande nuestro mundo llevando esta forma de vida a todos los ámbitos donde desarrollemos relaciones interpersonales, y nos indica que todos nuestros actos deben ser llevados a cabo de forma correcta tal y como Hashem lo hace para con nosotros. En el Sefer Hajinuj, cita muy próximo a la exposición del Talmud que “así como Hashem es bondadoso, también nosotros debemos serlo, así como Él es justo, nosotros también; así como Él es santo también santos debemos ser”. (Sefer HaJinuj, precepto 611). Este precepto, contiene verdades fundamentales, transferibles y universales acerca de cómo tratamos a las personas; ya sea en el ámbito familiar, social, o en un mundo de negocios y en un esquema más amplio de las cosas. Cuando seguimos esta regla de oro y vivimos con INTEGRIDAD, damos un ejemplo especial que tiene un impacto mucho mayor que cualquier palabra que pudiéramos decir.
¿Cuál es el secreto que encierra el poder de “dar el ejemplo con INTEGRIDAD”? La respuesta es: “LA GENTE, HACE LO QUE VE”. Suena simple pero es absolutamente verdadero y aplica a muchas áreas del liderazgo.
En el mundo de la informática, WYSIWYG es el acrónimo de What You See Is What You Get (que en español significa, «lo que ves es lo que obtienes»), se aplica a los procesadores de texto y otros editores de texto con formato (como los editores de HTML) que permiten escribir un documento viendo directamente el resultado final, frecuentemente el resultado impreso. Así también responde el hombre: lo que transmitimos con nuestras palabras tiene un impacto en los demás; sin embargo, lo que hacemos y el modo en el que nos comportamos tiene más fuerza, ya que estimula y motiva a la acción.
He aquí algunos consejos prácticos que permitirán potenciar nuestro alrededor. En Primer lugar: Principio de Motivación. Si queremos motivar a nuestra gente a ir a un nuevo nivel, motivemos el desarrollo y el crecimiento en principio en nosotros mismos. Recordemos: La gente hace lo que la gente ve.
En segundo lugar: Principio de Entrenamiento. ¿Cómo entrenamos a nuestra gente? Sin dudas, la gente hace lo que la gente ve. Si ven a sus líderes aprendiendo constantemente y adquiriendo nuevas capacidades y habilidades, también ellos estarán inspirados a hacer lo mismo.
En tercer lugar: Principio del Guía. ¿Qué hacemos cuando guiamos a alguien? La respuesta es, ponemos nuestra vida al servicio de ellos, dándoles una visión interior de lo que estamos experimentando y de cómo lo estamos manejando. La meta es que aprendan de nuestros errores y aciertos, y que cuando tengan una situación similar, hagan una elección correcta. La gente hace lo que ve: lo que hagamos, harán ellos.
En último lugar: Principio de Valores. Podemos hacer inversiones siderales en tiempo y materiales formulando una declaración de valores y principios, pero estos no significarán nada a menos que como líderes, en todo momento y lugar los modelemos consistentemente. Recordemos que en la medida que las personas encuentren en cada ejemplo (nosotros) una desviación, aquellas desviaciones se transforman con el tiempo en una norma. La gente hace lo que ve. Solo haciendo las cosas de manera disciplinada, aseguraremos que sean vistas de una manera positiva por los demás.
En otras palabras, de esto se trata este principio (y es el objetivo) de ir por los caminos de Hashem, trazando un sendero de desarrollo y crecimiento personal en ABODAT HAMIDOT: modelar desde nuestro ejemplo de una manera positiva, para que TODOS podamos vivir una vida íntegra. Cuando estamos bien desde el interior (intra-personal), manejamos correctamente lo exterior (inter-personal), comenzamos con nosotros mismos, y se extiende casi en forma natural hacia cada persona en nuestro círculo de influencia. Si deseamos ser líderes exitosos e influyentes en tiempos de cambios rápidos e incertidumbre, vivamos con INTEGRIDAD y demos el ejemplo.
Recordemos: la gente hace lo que la gente ve.