Judíos de diversos orígenes, denominaciones y niveles de observancia parecen conmemorar los yortzaits de sus seres queridos en función del calendario hebreo y no del gregoriano. Sin embargo, cuando se trata de los cumpleaños (o aniversarios), pareciera que tan sólo unos pocos judíos —incluso los más observantes—, conocen y celebran la fecha hebrea de estos significativos hitos en sus vidas. Una posible explicación es que un yortzait viene acompañado de algunos rituales como encender una vela y recitar kadish. Sin embargo, el principio es el mismo. El calendario judío es el que debe guiar nuestra conciencia y percepción del tiempo y alrededor del cual los principales hitos de nuestras vidas y observancias deben organizarse.
El “tiempo judío” no es lineal —con el pasado detrás de nosotros, el presente sucediendo ahora y el futuro por delante— sino que, el “tiempo judío” es cíclico. Creemos que los puntos en el tiempo tienen una energía y un carácter especial. Y si bien el tiempo no es literalmente un loop en el cual nos encontraremos en cierto punto con la persona que éramos el año pasado, sí es un espiral en el cual avanzamos a lo largo del mismo ciclo recurrente. Rosh Hashaná contiene la energía de los “nuevos comienzos”, Pesaj acarrea la energía y la posibilidad de alcanzar la libertad, y Janucá es un tiempo de milagros. Cuando observamos estas fiestas, no estamos simplemente conmemorando un acontecimiento del pasado, sino que constatamos que el evento histórico reveló para nosotros la calidad especial de aquellos días que ahora pretendemos aprovechar, ba-yamim ha-hem, ba-zman ha-zeh, ‘en aquellos días, en este momento’.
Y lo que es cierto para nuestras fiestas nacionales es igualmente cierto para nuestros hitos personales e individuales. Nuestro cumpleaños es un tiempo para reconectarnos con el hecho de haber sido creados de forma individual y con la idea de la contribución única que sólo nosotros podemos hacer al mundo. Así también nuestro aniversario de bodas es un día para reflexionar sobre nuestro renacimiento en unión con otro y lo que nosotros como pareja podemos lograr juntos. Y si bien los días correspondientes a los sucesos mencionados en el calendario gregorianos son dignos de reconocer, es sólo la fecha hebrea la que intrínsecamente tiene significado para nosotros al conectarnos con esas energías especiales año tras año.
Lamentablemente, la mayoría de los judíos observantes no están familiarizados con estas fechas importantes. De hecho, muchos ni siquiera pueden nombrar en orden todos los meses del calendario hebreo. No estoy sugiriendo en ningún caso que este sea el mayor desafío que enfrenta el pueblo judío hoy en día y nuestro problema más urgente en este momento. Sin embargo, concederle nuestra “conciencia del tiempo” al calendario gregoriano y abandonar de paso el nuestro, es una expresión de cómo la asimilación afecta incluso a la comunidad judía observante, y es algo relativamente fácil de reparar.
Cuando estudiamos el Éxodo, se nos recuerda que los judíos fueron merecedores de la redención porque nunca renunciaron a su identidad. El Midrash nos dice que ellos mantuvieron tres cosas: sus nombres hebreos, el idioma (sólo hablaban hebreo entre sí) y sus ropas distintivas. Hoy en día, en un momento de gran asimilación y en un mundo que nos da la bienvenida con los brazos abiertos para que nos integremos plenamente, haríamos bien en reforzar nuestra identidad como pueblo dentro de una cultura extranjera, promoviendo el uso del calendario hebreo y tomando consciencia de la fecha hebrea cada día.
La primera mitzvá que recibimos fue ha-jodesh hazé lajem, el don de controlar el tiempo, santificando la luna nueva. El Rambán entiende que el mandamiento no es simplemente observar Rosh Jódesh, sino contar los días de acuerdo al calendario judío. De hecho, el Jatam Sofer escribió: “Aquellos que comienzan a escribir sus cartas con el año de nacimiento del mesías cristiano, están firmando y dejando de lado su porción en el mundo venidero”. De acuerdo con el Jatam Sofer, hay una prohibición de utilizar fechas seculares, incluyendo los días de la semana, los meses y el propio año.
Nosotros seguimos la opinión de que no existe una prohibición de utilizar la fecha secular, sin embargo, ciertamente hay una gran preferencia por utilizar la fecha judía en nuestros documentos. El rabino Ovadia Yosef zt’’l, lo resumió muy bien cuando escribió: “Por tanto, es claro que no existe prohibición alguna en el uso de la fecha secular. No obstante, es mejor utilizar la fecha judía, y ciertamente, cuando no hay una gran necesidad, los meses y los años deben ser escritos de acuerdo con la datación de Israel, en particular en nuestra tierra santa. Y, cuando hay una necesidad de escribir la fecha secular, es bueno también hacer mención de la cuenta de los años de la creación”.
Como judíos, el calendario hebreo es el que capta de mejor manera los momentos más auspiciosos. El hecho de marcar estos eventos en un calendario únicamente judío, sin duda reforzará al pueblo judío y nos ayudará a mantener una identidad y un estilo de vida que sean del agrado de Dios, y así, ameritaremos la redención una vez más.
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NLEResources.com le agradece a Rav Efrem Goldberg por permitirnos compartir este interesante artículo que originalmente apareció en inglés en su blog personal.