Cuando llegaron las noticias del secuestro, no era clara la severidad de la situación. Los muchachos eran adolescentes, y a veces los adolescentes desaparecen por unas cuantas horas. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, se hizo evidente que algo andaba muy mal. Y luego vino el comunicado oficial: Tres de nuestros muchachos, nuestros hijos, nuestro orgullo y alegría, han sido secuestrados por aquellos que quieren matarnos y eliminarnos de la faz de la tierra. Y luego vino el pánico y la preocupación, el miedo y la espera.

Nos sentimos desesperados y desamparados, abandonados y desilusionados. Nos dirigimos a la única fuente de esperanza que tenemos, Hashem. Debemos sentir su dolor y su miedo. Debemos empatizar con ellos. La empatía es una importante característica judía. No podemos simplemente seguir adelante con nuestras vidas como si nada hubiese pasado; porque no es así.

Tres de nuestros muchachos han desaparecido. Ellos son los verdaderos shvuyim, los verdaderos ‘cautivos’. ¿Qué podemos hacer?

Además de suplicarle a Hashem y rogar por Su misericordia para que traiga de vuelta a los chicos, podemos también sentir el dolor de ellos y de sus familias.

Reza por ellos cuando te subas a tu auto hoy; reza por ellos cuando abraces a tus hijos hoy, y reza por ellos mientras te vas a dormir en tu cómoda cama por la noche.

Empatiza con el dolor de los padres; prívate de algún lujo adicional hoy.

Si tu hijo biológico hubiera desaparecido, lo aleinu, ¿serías capaz de comer ese pedazo extra de carne?

¿O simplemente comerías lo mínimo para sobrevivir? Siente el dolor de los muchachos; siente el dolor de los padres. Todos somos uno hoy. No hace diferencia quién eres o a qué grupo perteneces; hoy todos somos padres de:

  1. Yaakov Naftali ben Rajel Devorah
  2. Gilad Mijael ben Bat Galim
  3. Eyal ben Iris Teshurah.

Hoy somos todos padres desesperados y ansiosos.

Que Hashem traiga de vuelta a nuestros hijos a casa pronto.

 

 

 

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