Tres años atrás, en el mismo día en que el Vicepresidente norteamericano visitaba Israel, el Ministro del Interior israelí cometió el error de anunciar un plan para construir nuevos departamentos en el barrio de Ramat Shlomó en Jerusalem. El barrio se encuentra fuera de los límites del año ’67, pero es una parte integral de la Jerusalem judía y nunca fue reclamado por los palestinos. Más aún, el área no estaba incluida en el plan de ‘congelamiento de asentamientos’ al cual el gobierno israelí se había comprometido en aquel entonces.

No obstante, los norteamericanos aprovecharon la oportunidad para reprochar duramente a los israelíes. El Primer Ministro israelí fue atacado durante más de media hora por la Secretaria de Estado americana (Hilary Clinton) por atreverse a construir más hogares para los judíos.

Detrás de esto había un mensaje.

Para ese entonces, la guerra en el Congo había cobrado la vida de más de cinco millones de personas, pero extrañamente, era más importante dedicar tiempo a detener la construcción de hogares judíos. Ante los ojos de los norteamericanos, los cuatro millones de refugiados sirios no eran nada comparados con los hogares judíos. Las atrocidades del gobierno islámico de Sudán tampoco podían compararse.

¿Y saben qué?

Los norteamericanos tenían razón, a pesar de su terrible distorsión de las prioridades. Un hogar judío hace más para cambiar el mundo que cualquier otra cosa. Tres jóvenes judíos de tres hogares judíos se roban los titulares e impactan más en la historia del mundo que los más de 120.000 muertos en Irak después del fin de la guerra. No porque las vidas iraquíes valgan menos, claro que no, sino porque la muerte de estos jóvenes judíos le ha enseñado al mundo entero el valor de una sola vida.

Tres jóvenes judíos desaparecieron y una nación entera estaba angustiada, totalmente unida, totalmente enfocada en el regreso de los jóvenes. Porque nosotros los judíos conocemos el valor de una sola vida. Cada vida es un mundo entero. Estas tres vidas cortadas de manera repentina equivalen a una pérdida infinita de potencial. Hoy, el duelo de la nación judía le ha enviado un mensaje al mundo entero. ¡Valoren la vida! ¡La vida es el regalo más grandioso que Dios le ha dado al hombre!

 

 

 

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